La diferencia entre los rayos UVA y UVB
¿Qué son y cual es la diferencia entre los rayos UVA y los UVB? Se trata de una duda muy común y generalizada, pero es importante que nos hagamos una idea de lo que realmente son y como afectan a nuestra piel. Más que nada para saber qué precauciones o qué tipo de productos debemos utilizar en función de la época del año. Pues en primer lugar te diremos que los rayos UVA y UVB, ni son lo mismo ni nos afectan del mismo modo.
Estos 2 tipos rayos solares conocidos también como ultravioletas (UV) se diferencian básicamente por su longitud de onda. ¿Esto que significa? Cuando más corta es la onda, más intensa es la energía, así que afectan a nuestra piel de modo distinto:
Si hablamos de los rayos UVA, estos son el “macho alfa” para decirlo de algún modo. Los dominantes, los que penetran en nuestra piel con mayor profundidad, impactando directamente en la 2ª capa, la dermis. Son los que nos dan ese bronceado tan bonito en verano pero consecuentemente, también son los que más daño nos causan, porqué afectan directamente al tejido elástico y al colágeno de nuestra piel. Si no nos protegemos bien de los rayos UVA, a la larga pueden provocar envejecimiento prematuro o acelerado, manchas, y demás imperfecciones cutáneas, sin nombrar las posibles enfermedades que pueden brotar por culpa de una exposición solar sin una buena protección. No vamos a entrar a nombrar la lista de posibles y graves enfermedades que se pueden derivar (no pretendemos ponernos melodramáticos con el tema) pero no hay que obviarlo… Muy importante que lo tengamos en consideración y tomemos las correspondientes precauciones para evitar serios problemas a largo plazo.
Si entramos en el terreno de los rayos UVB estos son los más cortos, los que impactan en primera instancia sobre nuestra piel y nos dan esa sensación de “Aix como me quema” si te pones al sol en una terracita con una buena caña o en la playa. Los rayos UVB, son los principales causantes del enrojecimiento y quemaduras de nuestros ratitos bajo el sol. Estos rayos tienden a dañar la epidermis, la capa externa de la piel, donde se desarrollan las formas de cáncer “menos peligrosas”. Una peca, una manchita… que va cultivando un carcinoma con el paso tiempo, debido a la acumulación de sol a lo largo de los años y que en este caso, el dermatólogo puede eliminar con un tratamiento común. Aunque menos dañinos ¡ojo! Porque como bien sabemos el efecto “gamba” en la piel no surge al minuto sino que se acentúa con las horas, incluso en algunos casos pueden llegar a hacerse desagradables ampollas. Así que, aunque te parezca que tu piel esta bien a simple vista no dejes de ponerte tu protector solar cada 2 horas.
Estos 2 tipos rayos solares conocidos también como ultravioletas (UV) se diferencian básicamente por su longitud de onda. ¿Esto que significa? Cuando más corta es la onda, más intensa es la energía, así que afectan a nuestra piel de modo distinto:
Si hablamos de los rayos UVA, estos son el “macho alfa” para decirlo de algún modo. Los dominantes, los que penetran en nuestra piel con mayor profundidad, impactando directamente en la 2ª capa, la dermis. Son los que nos dan ese bronceado tan bonito en verano pero consecuentemente, también son los que más daño nos causan, porqué afectan directamente al tejido elástico y al colágeno de nuestra piel. Si no nos protegemos bien de los rayos UVA, a la larga pueden provocar envejecimiento prematuro o acelerado, manchas, y demás imperfecciones cutáneas, sin nombrar las posibles enfermedades que pueden brotar por culpa de una exposición solar sin una buena protección. No vamos a entrar a nombrar la lista de posibles y graves enfermedades que se pueden derivar (no pretendemos ponernos melodramáticos con el tema) pero no hay que obviarlo… Muy importante que lo tengamos en consideración y tomemos las correspondientes precauciones para evitar serios problemas a largo plazo.
Si entramos en el terreno de los rayos UVB estos son los más cortos, los que impactan en primera instancia sobre nuestra piel y nos dan esa sensación de “Aix como me quema” si te pones al sol en una terracita con una buena caña o en la playa. Los rayos UVB, son los principales causantes del enrojecimiento y quemaduras de nuestros ratitos bajo el sol. Estos rayos tienden a dañar la epidermis, la capa externa de la piel, donde se desarrollan las formas de cáncer “menos peligrosas”. Una peca, una manchita… que va cultivando un carcinoma con el paso tiempo, debido a la acumulación de sol a lo largo de los años y que en este caso, el dermatólogo puede eliminar con un tratamiento común. Aunque menos dañinos ¡ojo! Porque como bien sabemos el efecto “gamba” en la piel no surge al minuto sino que se acentúa con las horas, incluso en algunos casos pueden llegar a hacerse desagradables ampollas. Así que, aunque te parezca que tu piel esta bien a simple vista no dejes de ponerte tu protector solar cada 2 horas.
El bronceado es bonito sí y también puede ser saludable, si nos protegemos debidamente, tenemos consciencia y cubrimos nuestra piel con una buena crema con protección solar.
Aplícate tu crema con protección solar generosamente
Sin importar el SPF que utilices, siempre aplícate la crema con filtro solar entre 15 y 30 minutos antes de ponerte al sol en plan “gamba” o de salir a la calle para permitir que le producto se adhiera bien a la piel. Después es recomendable si estás tomando el sol, repetir la operación cada 2 horas para reactivar el efecto. O más a menudo si estás nadando o practicas algún otro deporte que te haga sudar en exceso.
Si tienes alguna duda o necesitas más información sobre el tema, no dudes en dejarnos tus comentarios aquí abajo.
Imagen de Sunday Somewhere
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